#274. Platón fue la primera fuente que tenemos que habla de la Atlántida. Aún repitiendo que era una historia real la hemos tachado de leyenda. después sale de las dunas una parte de Göbekli Tepe y nos volvemos a hacer las mismas preguntas.
La idea de la existencia de una civilización perdida no es nueva.
Nos podemos remontar miles de años atrás y centrarnos en el ejemplo que el mismísimo filósofo griego Platón nos describió.
El bueno de Platón nos contaba la historia de la Atlántida, una civilización MUY avanzada con montones de conocimientos de navegación, capaz de explorar el mundo y de construir edificios gigantescos imposibles para la época.
Una civilización muy próspera y poderosa, pero según Platón la corrupción comenzó a extenderse y la sociedad se volvió cruel y avariciosa.
Nada que envidiar a China porque supuestamente empezaron a imponer su poder por todo el mundo.
Según Platón, la Atlántida dejó de “exhibir su prosperidad con moderación”. Una frase que me encanta. Queda muy políticamente correcto…
El caso es que esta civilización, la Atlántida, se volvió tan segura de sí misma que, de alguna forma, el Universo acabó con ella mediante un cataclismo en forma de grandes inundaciones que sumergieron la Atlántida bajo las olas.
No hace falta decir que la mayoría de los historiadores y académicos consideran que Platón se inventó esta historia para plantear algún tipo de argumento político o filosófico.
Pero decir que Platón se lo inventó de forma tan rotunda, es algo sospechosos porque el propio Platón insistió una y otra vez en que se trataba de una historia verdadera. O sea, que el notas lo repetía en sus escritos “esta historia verdadera…”.
Hasta el punto que llegó a ponerle una fecha, porque según Platón, la Atlántida acabó sumergida bajo las olas por culpa de un gran cataclismo global que tuvo lugar unos nueve mil años antes de la época de Solón.
Gracias a esto podemos hacer cálculos.
O sea, yo siempre había suspendido mates pero las sumas básicas tampoco es que se me den mal del todo.
Solón fue un famoso legislador griego que vivió unos doscientos años antes que Platón, alrededor del 600 a. C., y que hizo una visita a Egipto.
Allí los sacerdotes de un templo le contaron la historia de la Atlántida según lo que aparecía escrito en las paredes del propio templo.
También le dijeron que esta gran civilización fue destruida 9000 años antes, o sea hacia el 9600 a. C., o lo que es lo mismo, hace 11.600 años. Y aunque Platón insistió en esto, la mayoría de los académicos e historiadores actuales nunca se tomaron la historia en serio.
Pero dejemos los historiadores hipotetizando en sus bibliotecas porque aquí es cuando entre en juego la geología. Una ciencia de ponerse en el barro a explorar. Literalmente.
¿Y qué nos dice la geología? Pues que sabemos que hace 11.600 años se produjo un episodio cataclísmico en la historia geológica, que recibe el nombre de Pulso de Agua de Deshielo 1B.
Esto provocó una enorme elevación del nivel del mar por culpa del colapso de las placas de hielo que cubrían el norte de América y de Europa.
Pues bien, si Platón se inventó la historia de la Atlántida, parece que también fue capaz de predecir los hallazgos modernos en el campo de la geología.
Es por esto que creo que deberíamos replantearnos nuestra actitud hacia estos relatos que han llegado hasta nuestros tiempos, y que los académicos han desestimado con… llamémosla “demasiada rapidez” afirmando que conocen toda la historia y que no hay ningún misterio.
Como siempre estoy diciendo en el podcast, parece que a las personas nos cuesta decir en voz alta un “no lo sé”.
No sé si es porque nos sobra el ego cuando nos faltan datos y conocimientos.
Porque sí. Es posible que sí que haya un misterio y que debamos tener en cuenta todas estas pistas sobre el pasado que nos hablan de una civilización perdida sin precedentes.
¿Qué nos convirtió en civilización?
La publicación del libro “Las Huellas de los Dioses” en 1995 fue uno de los últimos testimonios de un largo legado que se remonta a Platón, y que a lo largo de la historia ha sido transmitido por otras muchas personas como Ignatius Donnelly a finales del siglo XIX y principios del XX, con su obra “El Mundo Antediluviano”, en la que realizó una amplia investigación sobre la Atlántida.
Como siempre, este tema ha sido atacado una y otra vez por los académicos, afirmando que es imposible que existiera una civilización perdida y que lo sabemos todo sobre el pasado.
El problema es que siguen apareciendo nuevas evidencias que no se pueden explicar con el modelo histórico existente.
Se trata de nuevos indicios que sencillamente no encajan. Desde mi punto de vista, estas evidencias resultan abrumadoras y nos estamos aproximando a un punto de inflexión en el que tendremos que revisar radicalmente nuestra visión sobre el pasado y sobre nuestro lugar en el mundo.
Es posible que esto no se produzca el año que viene o el siguiente, pero sí que tendrá lugar en algún momento del resto de nuestras vidas.
La agricultura
Nos hemos referido a la historia sobre la Atlántida que contaba Platón. Nos afirmaba que esta civilización se destruyó hace 11600 años, que es justo cuando se creó Göbekli Tepe. Sin embargo, este santuario tampoco encaja en la historia, ya que apareció de la nada.
A día de hoy parece que entendamos relativamente bien lugares como Stonehenge, que fue construido hace unos 4500 años, algo que tiene sentido. Sabemos que fue creado por una comunidad agrícola que generaba excedentes de cultivos, lo que permitió liberar mano de obra para que las personas pudieran convertirse en arquitectos o ingenieros. No hacía falta que estas comunidades estuvieran produciendo continuamente, o sea que podemos entender el contexto en el que surgió un enorme monumento megalítico como Stonehenge.
Lo raro y misterioso es que Göbekli Tepe se creó 7000 años antes que Stonehenge en un lugar habitado exclusivamente (y teóricamente) por cazadores-recolectores que no practicaban la agricultura y que, de forma repentina y sin experiencia previa, construyeron este enorme monumento megalítico que además es increíblemente sofisticado.
La mayor parte de Göbekli Tepe sigue bajo tierra, pero gracias al uso de radares sabemos que Göbekli Tepe es unas 50 veces mayor que Stonehenge y 7000 años más antiguo.
Aparentemente, un grupo de cazadores-recolectores que vivían en lo que hoy se conoce como Turquía se despertaron un día inspirados por arte de magia y de pronto sabían cortar bloques de piedra que en algunos casos superan las 50 toneladas para colocarlos formando gigantescos círculos. Todo esto organizando la mano de obra necesaria en un lugar sin suministro de agua para construir el primer edificio del mundo con una perfecta alineación norte-sur, lo que significa que además tenían conocimientos de astronomía.
Además de eso, parece que también inventaron la agricultura, que surgió de pronto en esa misma región de Turquía al mismo tiempo que Göbekli Tepe.
No sé como lo véis vosotros, pero resulta obvio que no se trataba de un grupo de cazadores-recolectores que una mañana se despertaron con todos estos conocimientos.
Lo que especula es que habría tenido lugar una transmisión de conocimientos por parte de los supervivientes de una civilización perdida que ya sabían cómo practicar la agricultura y cómo crear grandes monumentos megalíticos.
Estos supervivientes se asentarían entre los cazadores-recolectores, que es posible que ya conocieran con anterioridad, y crearon este proyecto para volver a fundar su civilización. Parece que no les saldría bien, pero sí que consiguieron crear este santuario y extender la agricultura.
Por lo tanto, según esta hipótesis los seres humanos actuales seríamos los descendientes de esta sociedad agrícola que surgió en los alrededores de Göbekli Tepe hace unos 11600 años.
Asteroides de la Nube de Oort
Pero, ¿descendientes de quien exactamente? ¿supervivientes de qué? Esto es algo que expliqué en el episodio 103 del podcast. Hablé de una teoría del meteorito.
Es importante entender que los cambios que tuvieron lugar en la Tierra hace entre 12800 y 11600 años fueron totalmente cataclísmicos, más allá de lo imaginable.
Hasta el punto que hoy en día la ciencia es clara a este respecto: al parecer nuestro planeta se cruzó con los fragmentos de un cometa gigantesco, que originalmente podría haber tenido más de cien kilómetros de diámetro y que acabó desviándose hacia el Sistema Solar interior.
Estos objetos procedían de muy lejos, de un lugar llamado la Nube de Oort, que es una esfera gigantesca situada en la parte más exterior del Sistema Solar y en la que hay infinidad de cometas.
Lo que pasa es que pueden producirse perturbaciones gravitatorias que desvíen algunos de estos cometas desde estas órbitas hacia el Sistema Solar interior. Que como estamos viendo, ocurre de vez en cuando.
Pues bien, existen evidencias de que uno de estos cometas de más de ciento cincuenta kilómetros de diámetro entró hace 20.000 años en una órbita que se cruzó con la de la Tierra.
Supervivientes del cataclismo
Durante los siguientes 8000 años no pasó nada malo, hasta que… hace unos 12800 años al menos ocho fragmentos de este cometa impactaron contra la Tierra, algunos de casi dos kilómetros de diámetro. Esto provocó la devastación de alrededor de 50 millones de kilómetros cuadrados de la superficie terrestre. El nivel del mar se elevó rápidamente, y el clima de la Tierra se enfrió hasta temperaturas de edades de hielo durante unos 1200 años.
Un evento, una catástrofe natural que tuvo una escala de tal magnitud que habría sido capaz de borrar cualquier rastro de una civilización anterior.
Esto es lo que hace pensar en lo que dijo Platón.
En nuestra civilización parecemos pensar que lo tenemos todo solucionado. Super orgullosos de nuestra tecnología. Una tecnología impresionante si, pero totalmente banal y superficial si lo comparamos con eventos como este.
Dependemos de conexiones, de interacciones a través de redes.
Se cae Google Maps o Whatsapp y estamos que no sabemos que hacer. Si se alarga más de 10 minutos podéis esperar los coche chocando entre ellos.
Nadie tiene todas las piezas del rompecabezas, sino que cada uno tiene una pieza minúscula del mismo. Es por esto que el ser humano ha evolucionado en cooperación. Que la carne y la socialización son los que forman los pilares de nuestra sociedad.
No estamos preparados
El problema es que si tuviéramos que enfrentarnos a otro evento cataclísmico como el impacto del cometa de hace 12800 años, todas estas frágiles redes que unen a nuestra sociedad se harían pedazos.
No creo que nuestra civilización pudiera sobrevivir a uno evento cataclísmico de este calibre.
Claro que sobrevivirían algunos humanos. Pero nuestra civilización no saldría adelante porque, al contrario de lo que parece, en realidad es muy frágil y se puede romper con facilidad.
Los supervivientes de este cataclismo serían pueblos de cazadores-recolectores, como los nativos del Kalahari o las tribus del Amazonas.
Los cazadores-recolectores son expertos en sobrevivir en circunstancias muy difíciles, por lo que serían capaces de salir adelante.
Por contra, hay muy pocas personas en nuestra sociedad occidental moderna y tecnológica que sepan cómo sobrevivir.
Simplemente no tenemos conocimientos de supervivencia.
La interrupción del suministro de comida de nuestras ciudades sería una cuestión de tiempo: en pocos días la gente empezaría a pasar hambre y la civilización se vendría abajo.
Ante un cataclismo gigantesco, es casi imposible describir cómo se transmitiría la historia humana en el futuro. Dentro de diez mil años podría haber cazadores-recolectores cuyos descendientes contasen una historia sobre una época en la que había una gran civilización en la Tierra, con poderes casi milagrosos. Eran capaces de enviar a gente a la Luna, podían volar por todo el mundo, hablar entre ellos pese a estar en lugares opuestos del planeta… Pero algo salió mal: se volvieron crueles y arrogantes, empezaron a imponer su voluntad sobre los demás y dejaron de “exhibir su prosperidad con moderación”. Por lo tanto, el Universo acabó con ellos.
Hablé de la historia de Atlántida en el episodio 83 del podcast, pero hoy sólo quería transmitir las enseñanzas de los divulgadores Hancock y Randall Carlson, que nos dicen que la historia de la Atlántida tiene un mensaje para nuestra civilización: que deberíamos dejar de ser tan arrogantes y orgullosos sobre nuestros logros, que tendríamos que demostrar más humildad, y que deberíamos aprender de las lecciones del pasado.
Nos tomamos demasiado a la ligera esa frase de “quien no conoce su historia está destinado a repetirla”. Cuando repetimos cosas buenas, genial, pero cuando se repiten cosas malas acostumbra a ser demasiado tarde.
Hablé de las lecciones monetarias del colapso del imperio romano y por qué creo tanto en Bitcoin. La hipótesis del meteorito va por la misma línea.
Actualmente los gobiernos mundiales gastan menos de lo que cuesta mantener un McDonalds anualmente en protección espacial.
Quiero cerrar con una frase que publiqué en mi twitter no hace mucho, pero antes quería agradecer a los miembros de sociedad.ninja que hacen estos episodios posible.
Y es que:
Todas las civilizaciones a lo largo de la historia piensan que su orden mundial actual es «el último» que habrá nunca
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