#433. El rechazo quizás pesará gramos, pero el arrepentimiento pesa toneladas que te aplasta los huevos que no has tenido para lanzarte y acordarte en tu lecho de muerte.
¿Estás listo para besar a alguien por primera vez y te sientes excitado pero también un poco nervioso? ¿Te preguntas cuándo es el momento adecuado o qué debes hacer?
Todos hemos pasado por eso, y es posible aprender a superarlo.
¿Qué es la filemafobia?
La filemafobia, o filematofobia, es el miedo a besar. Es común entre los besadores jóvenes e inexpertos que temen hacer algo mal. En estos casos, la ansiedad suele ser de leve a moderada y se disipa rápidamente a medida que la persona adquiere experiencia. A veces, sin embargo, la filomofobia es más grave y puede aparecer a cualquier edad.
Vamos a analizar algunas de las causas y síntomas del miedo a besar. También exploraremos los tratamientos disponibles que pueden ayudar y las estrategias que puede utilizar para hacer frente a tu miedo.
Síntomas de la Filemafobia
Los síntomas de esta fobia son similares a los de otros tipos de otras fobias específicas. Tu propia experiencia puede variar dependiendo de la gravedad de su miedo, pero algunos síntomas físicos comunes incluyen:
- Escalofríos.
- Aumento de la frecuencia cardiaca.
- Náuseas.
- Temblores.
- Falta de aliento.
- Sudoración.
Los síntomas emocionales y conductuales también son frecuentes. Esto puede incluir sentimientos de ansiedad o pánico cuando piensas en besar.
En algunos casos, es posible que te mantengas alejado de cualquier situación que pueda implicar besar. Por ejemplo, puede que evitas las citas y las relaciones porque temes que estas relaciones requieran que beses a tu pareja.
Causas, desencadenantes y factores de riesgo
Este miedo es especialmente problemático porque puede afectar a las interacciones sociales y a la capacidad de entablar relaciones románticas. Las personas que tienen miedo a besar también pueden tener miedo a las relaciones sexuales.
Miedo a los gérmenes
La filomofobia está relacionada a veces, pero no siempre, con el miedo a los gérmenes. A algunas personas les preocupa contraer una enfermedad, mientras que a otras les repugna el concepto de saliva. Muchas personas que sienten asco ante la saliva tienen una reacción similar ante otros fluidos corporales.
Si tu miedo a besar está relacionado con el miedo a los gérmenes, es posible que no te gusten los besos «húmedos» y prefieres los besos en las mejillas o ligeros picos en los labios.
Miedo a los olores corporales
Es normal que te preocupe el mal aliento, sobre todo cuando esperas besar a alguien especial. Pero para quienes padecen bromidrofobia, o miedo a los olores corporales, la preocupación normal puede convertirse en terror. Por mucho enjuague bucal o refrescante del aliento que utilice, puedes temer que su aliento sea inaceptable.
Miedo al tacto
Aunque es poco frecuente, el miedo al tacto puede tener consecuencias devastadoras para quienes lo experimentan. Si estás luchando contra el miedo al tacto, besar puede sentirse como una violación en lugar de una experiencia placentera.
Esto puede impedirte tener una conexión personal profunda con una pareja romántica y ser debilitante para alguien que busca este tipo de conexión sin la vulnerabilidad normal del contacto personal.
Trauma no abordado
Un trauma no abordado también puede ser una causa o desencadenante de la filomofobia. Esto puede incluir haber sido avergonzado o castigado por besar, pero también puede incluir haber sido besado o tocado sin consentimiento, agresión sexual, violación u otros traumas.
Miedo a la intimidad y a la vulnerabilidad
El miedo a besar puede tener su origen en una preocupación más profunda por la intimidad o la vulnerabilidad.
Este miedo a veces tiene su origen en el temor al rechazo, que hace que las personas se preocupen por no ser suficientes o por resultar decepcionantes o desagradables. Como resultado, pueden evitar besarse para evitar ser juzgados, heridos o rechazados.
Algunas personas se sienten más cómodas manteniendo relaciones sexuales, que consideran más impersonales que los besos, que consideran íntimos.
Estas cuestiones son complejas y es mejor afrontarlas con la ayuda de un terapeuta competente y comprensivo. Besar puede ser una experiencia maravillosa y satisfactoria cuando se elimina la ansiedad asociada a la filomofobia.
Tratamiento
Los tratamientos para fobias específicas suelen implicar un tipo de psicoterapia conocida como terapia cognitivo-conductual (TCC). Este enfoque cambia los pensamientos negativos subyacentes que crean sentimientos de miedo.
Trabajando con un terapeuta, puede identificar los pensamientos negativos que tiene sobre los besos y que le generan ansiedad y, a continuación, trabajar para sustituir esos pensamientos por otros más positivos y adaptativos.
En algunos casos, también pueden ser útiles los ansiolíticos o antidepresivos. Estos medicamentos pueden ayudar a tratar algunos de los síntomas agudos de miedo que puedas estar experimentando.
Un componente que puede ayudar a tratar las fobias se conoce como terapia de exposición. Este proceso implica la exposición gradual a la cosa que temes. Al mismo tiempo, se practican técnicas de relajación. Con el tiempo, los sentimientos de ansiedad y miedo empiezan a remitir.
También pueden ser beneficiosos si padeces una enfermedad concomitante, como otro trastorno de ansiedad o depresión.
Dado que el miedo a besar también puede estar relacionado con otras preocupaciones emocionales, como problemas con la intimidad, el tratamiento también puede implicar trabajar con su terapeuta para abordar esas cuestiones.
Pronóstico y prevención
Las fobias como la filomofobia suelen responder bien al tratamiento. La investigación ha descubierto que la TCC, cuando se utiliza sola o junto con otro tratamiento, es muy eficaz para aliviar los síntomas de fobias específicas.
La TCC asistida por tecnología, que a menudo utiliza herramientas de terapia virtual, también es eficaz. La ventaja del tratamiento virtual es que suele inducir menos estrés que la exposición al mundo real. Y en el caso del miedo a besar, ofrece a las personas la oportunidad de exponerse sin tener que adoptar la conducta.
Dado que el miedo a besar suele deberse a la falta de experiencia o a la preocupación por el rendimiento, la psicoeducación puede ser útil para prevenir o reducir la ansiedad.
Aprender más sobre los besos y comprender el origen subyacente de su miedo puede ayudar a las personas a sentirse más seguras y menos abrumadas.
Busca tratamiento para tu miedo a besar. Un terapeuta puede ayudarte a rastrear los orígenes de tu miedo y, finalmente, ayudarle a superarlo.
Cómo combatir el miedo a besar por primera vez
Si tienes miedo a besar, hay cosas que puedes hacer para controlar el miedo y reducir la ansiedad. Las estrategias de relajación, como la respiración profunda y la relajación muscular progresiva, pueden ser útiles cuando se experimentan sentimientos de ansiedad.
Estas técnicas ayudan a calmar el cuerpo y a aliviar algunos de los síntomas físicos de la respuesta al miedo.
Si tu miedo es leve y se basa principalmente en la inexperiencia, es posible que desaparezca por sí solo a medida que te expongas más a los besos.
Puedes optar por informarte sobre los besos, interactuar y permitirte gradualmente explorar y practicar los besos con alguien con quien te sientas seguro y que sea consciente y sensible a tu miedo, o puedes practicar la sensación por tu cuenta en la mano, la muñeca o el brazo.
Sin embargo, los miedos más graves pueden requerir ayuda profesional.
El miedo a besar puede surgir porque te sientes nervioso o inseguro. Puede que no tengas mucha experiencia besando y te preocupe hacerlo bien, o puede que simplemente te preocupe no hacerlo con la persona adecuada.
Aunque puedes calmar tus nervios lo suficiente como para conseguir dar ese beso, sólo tú sabrás si es mejor esperar a que venga otra persona.
Aprende a besar
Si tus temores se basan en la falta de experiencia, dedica algo de tiempo a aprender lo que implica besar. Los besos suelen romper la tensión que se ha creado entre tú y otra persona.
Uno de vosotros se inclina, ambos cerráis los ojos, inclináis la cabeza y entrelazáis los labios durante unos segundos. El beso con lengua, con la boca abierta, suele darse más tarde, cuando los dos se sienten más cómodos el uno con el otro.
Respira y relájate
Si los nervios te frenan a la hora de dar ese beso, practica algunas estrategias de relajación que te ayuden a calmar el corazón acelerado y las palmas de las manos sudorosas.
Un sencillo ejercicio de respiración puede ralentizar tu corazón y relajar tu cuerpo. Practica inhalando durante 5 segundos por la nariz, manteniendo la respiración durante 2 segundos y soltando el aire por la boca durante 4 segundos.
Hazlo cuando sientas que se acercan las mariposas y pronto te sentirás menos tenso.
Espera
Puede que no estés preparado para ese beso o que no hayas conocido a la persona adecuada con la que compartir ese momento tan especial. En estos casos, es mejor contenerse hasta que te sientas bien.
Aunque es normal sentir cierta ansiedad antes de un beso, una fuerte sensación de miedo podría indicar que no te sientes preparado o que no te sientes cómodo con la otra persona.
Comparte tus miedos
Si realmente quieres besar a alguien, pero tus miedos te siguen frenando, considera la posibilidad de hacerle saber tus sentimientos de aprensión.
Quizá descubras que ella siente lo mismo y podáis daros un poco de tiempo. Hablar de ello abiertamente también puede ayudar a reducir la tensión, y el beso podría surgir de forma natural. Una conversación abierta y sincera también te ayudará a sentirte más cerca de la otra persona.
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