#288. Una mirada a las radiaciones EMF que en teoría no son malas. Después de escucharme hoy te parecerá que re-calentar la sopa o el bistec en un cazo o sartén va a ser una mucha mejor idea que volver a utilizar nunca el microondas.
Razones para dejar de usar el microondas
¿Sabías que los hornos microondas pueden ser peligrosos?
Ya sé que algunos de los que estáis leyendo esto probablemente penséis que también podría haberos preguntado si sabéis que el cielo es azul. Pero en realidad he comprobado que mucha gente desconoce por completo los posibles efectos negativos del uso de microondas, tanto de los efectos que tienen sobre los alimentos que introducimos en ellos, como de los posibles efectos que pueden tener sobre nuestro cuerpo cuando nos acercamos a ellos cuando están en uso.
La composición molecular de los alimentos
Como el uso de los microondas está tan extendido y pueden resultar tan cómodos, es posible meter un plato en ellos y volver a tener comida caliente sin pensar mucho en cómo se está cocinando exactamente, y en por qué deberíamos tener cuidado.
Las microondas calientan las cosas utilizando energía electromagnética, básicamente una forma de radiación. ¿Sabías que calentar los alimentos en el microondas cambia su composición molecular?
Otra preocupación en torno a los alimentos de origen animal que se calientan en el microondas fue planteada por un estudio de 2015 publicado en el Journal of Food Processing and Preservation, que descubrió que se creaban más aminas aromáticas heterocíclicas (HCA) cancerígenas en la carne cuando se calienta en el microondas que cuando se fríe en la sartén, se hornea o incluso se asa.
Y existe la preocupación de que el microondas pueda reducir parte de la calidad nutricional de ciertos alimentos en comparación con otros métodos de cocción. Por ejemplo, un estudio de 2004 publicado en el International Journal of Food Sciences and Nutrition descubrió que las proteínas de las legumbres cocinadas en el microondas eran un 5% menos digeribles que las que se habían cocinado en una olla a presión, además de disminuir la cantidad de tiamina presente en ellas.
La radiación de las microondas
Los hornos de microondas utilizan energía electromagnética que vibra 2.400 millones de veces por segundo. Esta energía actúa sobre las moléculas de los alimentos, en particular sobre las moléculas de agua, haciéndolas vibrar rápidamente. Este rápido movimiento genera fricción y, por tanto, calor. La vibración es tan violenta que a menudo las moléculas se desgarran o se distorsionan, cambiando así la composición química de los alimentos. Además, este aparato emite microondas en el entorno que lo rodea.
Sí, has leído bien. Esa energía electromagnética que cocina nuestra comida no se queda contenida en el microondas.
La exposición constante a niveles de radiación no ionizante de radiofrecuencia (RF) tan bajos como 0,2 microvatios/cm² a 8,0 (μW/cm²) de las torres de televisión se ha relacionado con la leucemia, y tu microondas emite mucha más radiación no ionizante que eso. Aunque, por supuesto, la exposición no es consistente, pero la cuestión es que los niveles procedentes de un horno microondas con fugas pueden ser mucho mayores.
Además, también se ha desaconsejado encarecidamente el uso del microondas para calentar la leche materna, ya que parece favorecer el crecimiento de bacterias dañinas.
Envases peligrosos
Hay algunas pruebas que sugieren que las sustancias químicas de los envases de plástico pueden migrar a los alimentos cuando se calientan en el microondas, lo que se ha asociado a un mayor riesgo de cáncer.
Cómo dejar de usar el microondas tanto
Aquí tienes algunos consejos que debes tener en cuenta si dejar de cocinar en el microondas de golpe no es para ti:
Mantén la distancia
Nunca te pongas delante del microondas cuando esté en marcha, y sobre todo no dejes que los niños lo hagan. Ahí es donde está la mayor radiación, y los niños son los más vulnerables.
Este es el método más fácil y eficaz para protegerse de la radiación no deseada. Nuestras mediciones demuestran que la energía se disipa con la distancia, así que pon un poco de distancia entre tú y un microondas en funcionamiento. Limita tu exposición alejándote.
Calienta la comida con métodos clásicos
Cuando sea posible, considera otros métodos para recalentar, como el horno convencional o los fogones. Puede que te lleve unos minutos más, pero la mayoría de las veces apuesto a que la mejora del sabor y la calidad de la comida hacen que merezca la pena.
Evita usar microondas antiguos
Ten cuidado con los microondas más antiguos: con el paso del tiempo, la junta de la puerta se desgasta, lo que no sólo disminuye su eficacia, sino que aumenta la cantidad de radiación que pasa.
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