Eso del «propósito» para el año nuevo sólo es una manera chula de llamar a un objetivo, a una meta pero que aplazamos hasta el inicio del año porque es una fecha redonda, y de nuevo, chula.
El motivo para tener propósitos ya sean para el año nuevo o para el mes que viene es siempre lo mismo: control.
Los humanos tenemos esa tendencia en querer controlarlo todo y si fallamos, los niveles de ansiedad suben más que el número de calorías consumidas en navidades.
Al fin y al cabo de esto se trata la ansiedad: la sensación de falta de control de nuestro futuro. ¿Y cómo lo intentamos controlar? con metas, propósitos, títulos universitarios, relaciones, pequeños objetivos, o grandes ambiciones.
La mayoría de personas no terminan cumpliendo sus propósitos de año nuevo, y mirando una lista de los que más se repiten me pregunto «por qué». Por cierto, me lo pregunto con ironía. Y es que en la lista tenemos lo de siempre:
Propósitos de año nuevo más comunes
- Hacer dieta o comer más sano
- Ir al gimnasio o hacer más ejercicio
- Perder peso
- Ahorrar más o gastar menos
- Aprender una nueva habilidad o hobby
- Dejar de fumar
- Leer más
Y todas esas cosas.
Pero si os fijáis con estos elementos, todos son iguales que el perfil de persona que lo describen: muy vagos.
Si por ejemplo queremos leer más, tenemos que saber lo que significa «más». ¿Una página al día? ¿un capítulo a la semana? ¿un libro al mes?
Si nos decimos que este año queremos ser felices, es una patraña de propósito porque eso es de todo menos específico. Ya lo he dicho varias veces en el podcast, pero la felicidad es un subproducto de nuestro día a día. Entonces, ¿no tendría más sentido que intentáramos definir como podría ser nuestro día perfecto?
Me refiero a ser realista con una meta así.
En mi día perfecto me imagino haciéndome un café con Chemex de buena mañana en una casa aislada cerca del mar y de la montaña.
Tal vez la casa me queda un tanto lejos en todos los sentidos de la palabra, pero tal vez puedo empezar comprándome una Chemex la primera semana de enero y aprender a cómo coño se hace un café con esa cafetera hipster.
Si cuando quedo con amigos y familia y salgo de esas interacciones lleno de energía, con ganas de más y sonriente, tal vez sería hora de empezar a reconocer que hay algo allí que tengo que explotar más. Tal vez pueda verlos más, o tal vez pueda asegurar estas interacciones unas cuantas veces a la semana.
Pero si por el contrario cada vez que quedo con X persona termino discutiendo y con rabia acumulada, vendría siendo hora de que empezáramos a cortar lazos con esta peñuqui.
Sea como sea la cuestión es poder definir un estilo de vida que nos llene, y aunque tener el 100% del día lleno será casi imposible, siempre se puede hackear hasta cierta medida.
¿Que odio planchar, cocinar o el transporte hacia al trabajo? coge un libro, o póntelo de audiolibro, o llama a alguien mientras haces alguna de estas cosas.
Este año tengo en mente escribir un libro to guapo sobre el refugio. Cuando he abierto el programa y he empezado a dividir los capítulos se me ha venido todo encima. Me es absolutamente imposible escribir algo así. Tened en cuenta de que yo vendo del mundo del blogging. Cuando me he visto con la idea de escribir algo abundante no he sabido por donde cogerlo.
Así que lo he dividido pensando en que son blogs pequeños. Así ha ido saliendo una mini estructura mucho más manejable que no me ha hecho tirarme por la ventana.
Pero sea como sea, esta no ha sido una meta para el año nuevo. Simplemente ha sido otra meta más que coincidirá con este año, porque aquí es donde veo el problema de la mayoría de personas.
Se esperan al año nuevo a definir objetivos y crear hábitos o sistemas.
O sea el propio hecho de definir pequeñas metas es un hábito en si mismo. Si una persona no está acostumbrada a planificar y cumplir metas, es mucho menos probables de que se tome a él mismo en serio.
Si de los 12 meses que tiene el año sólo me preocupo de definir propósitos la última semana, ¿cómo va a reaccionar mi cerebro? No está acostumbrado a ser consistente en absolutamente nada.
Así que sí:
El hábito de crear hábito también es considerado un hábito.
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