#227. Algunas culturas le siguen dando importancia y valor a los rasgos que la forman pero Occidente ha perdido la fe en la masculinidad etiquetándola de tóxica.
Hace unos días publicaba un tweet comentando que hay que buscar otro nombre para la «masculinidad tóxica».
Por naturaleza la masculinidad no puede ser tóxica porque en el momento que ciertos rasgos pasan a ser tóxicos inmediatamente se eliminan los rasgos de la masculinidad.
Normal que occidente haya perdido la fe en lo que significa la masculinidad.
Hace unos años, la Asociación Estadounidense de Psicología publicó una serie de guías clínicas destinadas a los psicólogos en las que se describía cómo tratar a hombres y niños. Y aunque no llegaron al extremo de calificar a la masculinidad como un trastorno mental, el mensaje estaba claro: si tienes cualquiera de los rasgos asociados tradicionalmente con la masculinidad, entonces eres un peligro para ti y para los demás.
El artículo de introducción a las guías incluía este fragmento, que resume bien lo que pretende esta asociación:
“La base principal de los futuros estudios es que la masculinidad tradicional (marcada por el estoicismo, la competitividad, la dominancia y la agresividad) es, en su conjunto, dañina. Los hombres socializados de esta manera son menos propensos a tener comportamientos saludables.”
Tanto en las guías como en el artículo de introducción, utilizan el término “rasgo”, que es totalmente impreciso.
¿Por qué es impreciso? porque los rasgos son maneras de comportarnos que nos ayudan a movernos por el mundo.
Podría afirmarse que estos rasgos que acabamos de mencionar se manifiestan de forma más común en los hombres que en las mujeres, al igual que hay otros rasgos que las mujeres enseñan con más frecuencia.
Por eso creo que afirmar que en su conjunto estos rasgos son dañinos es una completa gilipollez.
Por ejemplo, fijémonos en un rasgo como la compasión.
Estoy seguro de que la APA y todos nosotros estaríamos de acuerdo que la compasión es un rasgo positivo y que es bueno tenerla, pero sólo si se desarrolla de forma correcta.
Si eres demasiado compasivo te arriesgarás a que los demás se aprovechen de ti y a perjudicar a otras personas que puedan llegar a desarrollar resentimiento y bueno, es un problema que vemos a menudo.
O sea que sí, la compasión puede que sea un rasgo maravilloso, pero sólo si se enfoca de la manera correcta.
Rasgos de la masculinidad
Podemos decir exactamente lo mismo con los cuatro rasgos tradicionales de la masculinidad que la APA considera como dañinos.
Estoicismo
Podemos empezar con el estoicismo, que no es más que la capacidad de contener las emociones y actuar de manera productiva. Con asertividad.
Lo de contener emociones me refiero a controlarlas, no a retenerlas para no enseñarlas.
El estoicismo es algo que querría desarrollar y perfeccionar cualquier persona que tenga más de dos años de edad.
Todos conocemos a alguien (trabajo, familia, cualquier círculo social) que se está quejando todo el rato sobre las cosas más insignificantes, pero que al mismo tiempo no propone soluciones.
Sólo se queja.
Ése sería el caso de una persona que no es estoica, y que no ha aprendido a contener sus emociones y convertirlas en acciones. Con tanto lloriqueo se está perjudicando a sí mismo y al resto de su equipo.
En el otro extremo estaría la típica persona que tiene un problema que debería plantear al resto de su equipo, pero que no lo hace por orgullo o porque cree que se podría meter en problemas. En este caso sería perjudicial para el equipo por un motivo diferente: se calla algo que debería plantear abiertamente.
Esto mismo se puede aplicar a los matrimonios y a las relaciones interpersonales: el hombre debe encontrar el límite entre suprimir sus emociones y expresar problemas reales que hay que solucionar.
Competitividad
Después tenemos el rasgo de la competitividad, que no es más que el impulso para superar a otra persona o a uno mismo.
¿Es las competividad dañina? según la APA sí, y los señores que estuvieron escribiendo esas guías seguramente lo hicieron a través de un buen smartphone, conduzcan un buen coche, tengan una bonita casa y vivan en una sociedad que les permita decir lo que sea que quieran decir.
Nada de eso existiría sin competitividad entre las personas. La sociedad se ha creado gracias a personas que intentaban superar a los demás con ideas mejores, con formas más adecuadas de hacer las cosas.
Es otra gilipollez pensar entonces que el rasgo de la competitividad es tóxica.
Claro que existe la posibilidad extrema de que una persona sea tan competitiva como para llegar a arruinar sus relaciones y a no tener éxito porque nadie quiere tratar con él.
También podría darse el caso contrario, es decir, el de una persona tan poco competitiva que se conforme durante el resto de su vida con un trabajo en el que cobra el salario mínimo. Pero si la competitividad se aborda correctamente, es un activo muy importante para cualquier persona.
Dominancia
El siguiente rasgo que dicen que resulta dañino es la dominancia.
Los seres humanos somos una especie jerárquica. Por lo tanto, si no demuestras cierta dominancia, entonces otras personas intentarán dominarte. Serás tú el dominado.
Por ejemplo, a veces eres la persona que está al cargo y debes tomar decisiones que no te gustaría tomar. Pero claro que sólo estarás ejerciendo este «poder» porque estás dominando.
Y como no, también existen extremos.
Un exceso de dominancia puede llegar a resultar en comportamientos abusivos. Por otro lado, nadie quiere estar cerca de una persona que sea completamente sumisa.
En una sociedad jerárquica con nuestros empleos, familia y demás, dominar de forma correcta se llama liderazgo y va en total consonancia con los rasgos que hemos visto antes.
Agresividad
Finalmente tenemos la agresividad que, de nuevo, no es necesariamente dañina ni destructora.
La agresividad es ese impulso para resolver un problema, para defender a alguien, o para crear unas condiciones mejores para ti mismo o para otra persona.
¿Es dañina la agresividad? lo puede ser (como cualquier otro rasgo), pero por si sola no lo es.
Yo hasta me atrevería a decir que la ausencia de agresividad es mucho más perjudicial. ¿Por qué? porque sin agresividad no existe la energía necesaria para resolver problemas.
Intenta no ser agresivo levantando pesas, o haciendo cualquier cosa que requiera no sólo de esfuerzo físico pero también emocional.
Yo mismo soy agresivo cuando me llaman los operadores de Telefonica o Orange. No me refiero a gritar y a sonar como que los voy a matar, pero siendo asertivo en la misma llamada.
Agenda masculina
Con lo que comentaba la APA me ha sonado obvio a que quieren que todos los hombres desde pequeños renuncien a estos rasgos o que lo vean como negativos.
¿El motivo?
No creo que lo hagan pensando que así las personas vivirán en harmonía sin estos rasgos, pero fijémonos en este fragmento:
“A la hora de trabajar con niños y hombres, los psicólogos pueden abordar los problemas de privilegios y de poder relacionados con el sexismo de una forma adecuada para su desarrollo, con el fin de ayudarles a adquirir los conocimientos, las actitudes y las habilidades necesarias para ser aliados eficaces y vivir vidas potencialmente menos restrictivas.”
¿A qué se refieren con vidas menos restrictivas? ni idea la verdad, pero fijaros en la primera parte.
Lo que significa es convertir a los hombres en sus aliados en la guerra de ideas, con una manipulación global para conseguirlo.
En ese paper, más adelante llegan a decir que si un psicólogo es capaz de persuadir a su paciente para que renuncie a su masculinidad, será más probable que participe en actividades relacionadas con la justicia social.
Vamos, que quieren que formes parte de sus planes y como vas a tener alguien que tiene rasgos de dominancia, agresividad, competitividad y estoicismo haciéndote caso.
Esto no deja de ser mi interpretación, pero hago hincapié porque estos rasgos al menos para mí son importantes para el desarrollo personal, y cuando hay instituciones que dicen que hay que dejarlos de lado sinceramente me parece repugnante.
Son rasgos que estas personas quieren convertir en vergüenza: es decir, que si los expresamos seamos tipo «oh… como te atreves».
Por esto cada vez escucharemos más el término de «masculinidad tóxica».
Yo sudo completamente de aquellos que asignan etiquetas negativas a rasgos que para mí son virtuosos.
Occidente ha perdido la fe en la masculinidad
Los hombres están en crisis porque, a un nivel profundo, Occidente ha perdido la fe en el concepto de masculinidad como tal. Casi que instantáneamente se asocia a «masculinidad tóxica».
Nietzsche ya anticipó algo así con la Muerte de Dios y «al rechazo de los valores absolutos, al rechazo de la creencia en una objetividad y una ley moral universal, que se ejerce sobre todos los individuos.»
Teniendo en cuenta que aquello que simboliza a un ideal ha sido denigrado, eres más débil.
Se asociado al espíritu masculino (para llamarlo así) a una cultura de muerte, violaciones, corrupción y se le han echado en cara todo esto.
La masculinidad debe aportar un propósito basado en la autoestima, aunque en ocasiones no está del todo bien caracterizado. A menos que seas increíblemente cínico, si te fijas en las personas que son respetadas inmediatamente, te darás cuenta de que son personas que asumen responsabilidades y las afrontan de manera competente.
Acostumbran a ser figuras que tienen claro cual es su papel en la vida.
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