#316. En la Revolución Industrial hubo una transición de poder que fue de la religión al Estado. Según los autores de El Individuo Soberano, ahora esta transición será de los Estados a los individuos. Tengo una critica que hacer, pero lo que está claro es un nuevo cambio de paradigma y cultura.
“La transición desde una fase de la vida económica a otra siempre ha supuesto una revolución. Creemos que la Revolución de la Información será la que llegará más lejos de todas. Alterará la vida con más profundidad que la Revolución Agrícola y la Revolución Industrial. Y su impacto se sentirá en una fracción del tiempo. Así que abrochaos los cinturones.”
Esta es una de las citas de «El Individuo Soberano», o más bien tendría que decir «The Sovereign Individual», porque por desgracia para los futuros libertarios, no está en español (aún).
- Davidson, James Dale (Autor)
James Dale Davidson y William Rees-Mogg escribían este libro en 1996 y no lo publicaban hasta unos años más tarde, pero a grandes rasgos fueron prediciendo los efectos de la Revolución de la Información que estamos viviendo hoy en día.
En todos los capítulos sobre historia que hago, siempre encuentro la excusa para repetir la frase «quien no conoce su historia, está destinado a repetirla», pero el bueno de James y William dicen que a veces, “una historia que no se repite a sí misma, pero rima”.
Podemos comparar la Revolución Industrial y luego intentar establecer una correspondencia con la Revolución de la Información, que es justo lo que hacen los autores.
Se analiza la Revolución Industrial con distintas ópticas para predecir y extrapolar como vamos a vivir el cambio de paradigma que supone la Era de la Información. El cambio de era.
La óptica más amplia que se utiliza es la de las “instituciones”. Más concretamente Estados, en general. Estos Estados “sobreviven” en un entorno en el que compiten contra otras instituciones. Para ello recurren al capital (a menudo a través de la violencia) y a la información (normalmente a través de los mitos).
Me gusta pensarlo desde una perspectiva más evolutiva. ¿Evolutiva? pues sí, porque existe una competencia tanto entre distintos tipos de instituciones (como las naciones-estado compitiendo con la religión) y entre los mismos tipos de instituciones (como las naciones-estado compitiendo entre ellas).
El Individuo Soberano intenta enseñarnos precisamente, como liberarnos, como ser más soberanos analizando la transición institucional que se produjo durante la Revolución Industrial (desde la religión a la nación-estado) y la Revolución de la Información (desde la nación-estado a la soberanía individual).
Lo que también vamos a llamar Era de la Información a la que ya estamos entrando, pero aún nos quedan unos pasos para decir que estamos de lleno en ella.
Transición de la Revolución Industrial: de religión a Estado
Durante la Revolución Industrial hubo una transición desde la religión al Estado como institución dominante. Y sucedió por dos cosas. O más bien dicho, a dos cosas.
- Al capital y la violencia/crimen
- A la información y los mitos
Capital y violencia
Durante el libro se hace bastante referencia a esta violencia, donde comentan que la creación del Estado fue el resultado inevitable de la Revolución, o bueno, la Conspiración de la Pólvora y los retornos cada vez mayores de violencia.
Acordemonos que esta Conspiración de la Pólvora salió en 1605 como un complot para matar al rey Jacobo I de Inglaterra junto con toda su familia y los aristócratas protestando. ¿Cómo? pues volando por los aires las casas del parlamento.
Esto pone las cosas en perspectiva de la relación entre escala y eficiencia.
Por ejemplo, el Tíbet tiene un montón de recursos naturales y el 46% de la población del mundo depende de ríos que nacen en el Tíbet.
China es grande, por lo que es capaz de utilizar la violencia a gran escala para “conquistar” el Tíbet, ganando el control sobre sus ríos y sobre otros recursos naturales. Tal y como dice el libro y cito textualmente “la nación facilitaba la depredación sistemática basada en el territorio”.
Estas ideas sobre los efectos de la violencia me parecen fascinantes.
Muchos de los libros que tratan sobre las “causas raíces” (como el dinero) abordan el tema de la violencia. Por ejemplo, en el libro “Deuda” de David Graeber, el bueno de David habla sobre la violencia como el sistema básico de gobierno de la deuda: ¿qué haces si alguien no paga? Pues si puedes ejercer la violencia, entonces puedes encarcelarle.
Información y mitos
Pero a parte de esta relación del capital (a veces ganado mediante la violencia), las instituciones también necesitan información y mitos para sobrevivir.
Que es justamente dónde ocurrió esta transición y también dónde está ocurriendo ahora en este cambio de Era.
Los mitos son especialmente extraños durante las épocas de transición en las que hay “una distancia especialmente grande entre la realidad y los mitos percibidos”.
Antes de la Revolución Industrial, la iglesia tenía un monopolio sobre la información porque resultaba caro crear libros. Pero la imprenta acabó con este monopolio. Después, la palabra de Dios podía ser socavada, creando una competencia entre el catolicismo y el protestantismo. Normal que las obras de Lutero supusieron más de un tercio de todos los libros en alemán vendidos entre 1518 y 1525.
Una vez que cambió el mecanismo para propagar la información, también lo hicieron los mitos.
Los mitos religiosos obsoletos se actualizaron para alinearse con la nueva cultura mercantilista.
El estatus alcanzado mediante la cortesía y la reputación pasó a basarse en la riqueza financiera.
Por eso la iglesia en su momento se echó encima para intentar acabar con la imprenta, que lógicamente no consiguió. Una imprenta que permitió la competencia dentro de la institución dominante, la religión, enfrentando a católicos y a protestantes.
Por esto el complota de la Pólvora marcó un antes y un después, porque fue ahí que se hizo tangible ver como el poder pasaba de la religión al Estado.
Así las últimas etapas de la Revolución Industrial (máquinas de vapor, fábricas y todo ese rollo que ahora nos queda súper lejos) consolidaron a la nación-estado como institución principal.
Lo que pasa es que… esta era está llegando a su fin.
Transición de la Era de la Información: de Estado a individuo soberano
Del mismo modo que hemos echado la vista atrás para ver esa transición Iglesia-Estado, ese libro tiene una predicción.
Habrá una transición del Estado al individuo soberano como institución dominante.
Igual que antes, esta transición estará provocada tanto por el capital y la violencia como por la información y los mitos.
Vamos a verlo.
Capital y violencia
En la era digital (sobre todo con la criptografía) es mucho más difícil que los Estados se hagan con el capital a través de la violencia (Vitalik llama a esto la “ventaja del defensor”).
Por este motivo también disminuye el valor de lo que obtenemos del propio Estado.
O sea que se rompe ese equilibro tan tradicional al que estábamos acostumbrados entre extorsión y protección.
Mientras me leéis/escucháis, los ciudadanos de los Estados (el 99,9% sin darse cuenta) se comportan como empleados de un gobierno que auto-proclama basarse en la democracia. Menos de un 1% nos comportaremos como clientes de un gobierno al que podemos sacar nuestro capital e irnos a otro.
La predicción entonces es que cualquier persona/empresa podrá usar un paraíso fiscal como servicio de protección a estas extorsiones y abusos, que siempre que se puede son sutiles para que no nos demos cuenta.
A la hora de pensar en el funcionamiento interno de una institución, es útil pensar en los incentivos de los agentes que componen esta institución
En el ejemplo que os daba hace un momento, serían los ciudadanos que forman un Estado, y habría que ver si su incentivo se parece más al de un empleado o al de un cliente, y considerar qué sacan de beneficios como productos/servicios del Estado.
Esta transición (que ya estamos viviendo) que nos aleja de la extorsión acabará con los recursos obtenidos por el Estado a partir de los impuestos.
Los Papeles de Panamá serían un ejemplo de evasión fiscal de los Estados actuales. Es más que posible no pagar impuestos en ningún sitio, y encima hacerlo legalmente. No descarto, que en un futuro aún sea más fácil y al alcance de muchos más.
Los buenos de James y William predicen que «los Estados experimentarán una drástica caída de sus ingresos, pero mantendrán las responsabilidades carentes de financiación, las expectativas infladas y el gasto social heredados de la era industrial, por lo que los perdedores serán los consumidores de impuestos”.
Esta diferencia entre realidad y expectativas nos afecta de lleno. A nosotros.
Especialmente a los ciudadanos de la clase media tradicional de los países desarrollados, ¿por qué? porque los retornos de quienes tienen un rendimiento ordinario acabarán cayendo.
Tengamos en cuenta cómo lo vinculan. Con una transición desde la “explotación” a la “discriminación” como principal forma de redistribución en la era de la información.
La suposición de que un trabajador de una fábrica de coches sin estudios superiores haya sido “explotado” por los propietarios de esta fábrica cuando se produce un vehículo podría llegar a ser creíble… pero, en su día, el papel crucial del capital conceptual era menos obvio que en la Era de la Información.
Me refiero a que en la Era de la Información un activo enorme será el trabajo mental, especialmente con las ideas claras en un mundo lleno de (des)información. Con un montón de ruido en todos los sitios.
Lejos de asumir que los trabajadores creaban todo el valor (como hicieron los marxistas y los socialistas a lo largo del siglo XIX y el XX), la tendencia más obvia y creciente hacia los trabajos más cualificados hace que surja el problema contrario.
El problema ahora es… si a los trabajadores poco cualificados todavía les queda alguna contribución económica que hacer.
La predicción que se hace en El Individuo Soberano es que habrá una transición hacia «clubs territoriales competitivos».
No es un club de caballeros, señores.
Hacen referencia a clubs que competirán en distintos ejes:
- La protección
- Los impuestos
- Etc
Los bienes públicos seguirían existiendo, ya que si un club no los tuviera, sus “clientes ciudadanos” se irían.
Por lo tanto, los individuos soberanos serían los clientes de estos clubs: personas que podrían ir a cualquier lugar que prefieran con su tiempo y su dinero, sin pagar impuestos en ningún sitio específico. Lo que no quiere decir que sea gratis, claro.
Información y mitos
Si os fijáis, en estos momentos ya estamos empezando a experimentar un distanciamiento entre los mitos y la realidad que rodea al Estado.
En el siglo XX, más de 115 millones de ciudadanos perdieron sus vidas luchando en guerras nacionales. Pero, ¿créeis que a día de hoy la gente estaría dispuesta a algo similar?
Los principales mitos de la última etapa de la Revolución Industrial, el nacionalismo y el fascismo, surgieron a partir de una ausencia de mitos vinculados directamente al capitalismo.
No había mitos del capitalismo porque era algo nuevo.
“La libertad que el capitalismo proporcionó a la gente para crear sus propias identidades acabó dando demasiado miedo a quienes no estaban listos para usarla. Prefirieron la seguridad de una identidad sólida y fueron atraídos hacia los simplismos del nacionalismo y la propaganda fascista”.
En la transición que se aleja de los Estados (y puede que todavía más de la religión), la gente seguirá buscando la moralidad colectiva, una sensación de vivir con propósito y un sentido de coherencia en el orden mundial.
Estos clubs/estados territoriales competitivos se impondrán con unos estándares morales bien estrictos. Una modalidad que se centrará en:
- La productividad
- Que las ganancias sean conservadas por quienes las generan.
- La eficiencia en las inversiones.
- El carácter y la honradez.
- La consideración de la violencia como un mal.
Una afirmación atrevida y un poco de ensueño que se comenta en el libro, es que la era de los impuestos “voluntarios”, los receptores de caridad tendrán que atraer a los individuos privados (no a los grandes gobiernos) haciendo parecer que merecen dicha caridad desde el punto de vista moral.
Un montón de cosas que hacen que la información cambie por completo en esta nueva era:
Por último, los autores también predicen la manera en que la información cambiará nuestra nueva era:
- “La difusión de alcance limitado sustituirá a la de alcance general”, lo que apunta a los filtros burbuja.
- “La saturación de información disponible hará que la brevedad sea más valiosa. La brevedad lleva a la reducción. Y la reducción se deja fuera lo que no resulta familiar”. Esto se relacionaría con el clickbait y también con los TikToks y #shorts de YouTube. Aunque por ahora el 99% es ruido para captar tu atención, que no necesariamente para darte información.
El aumento en la cantidad de información no implica necesariamente un aumento de la coherencia.
Los autores afirman (de una forma que me parece brillante) que “la Era de la Información todavía tiene que convertirse en la Era de la Comprensión”.
La presidencia de Trump fue un indicativo de los últimos días de la nación-estado.
Otra de las afirmaciones del Sovereign Individual es que “un sistema que entrega de forma rutinaria el poder sobre las empresas más grandes y letales del planeta a los ganadores de concursos de popularidad entre demagogos carismáticos está destinado a sufrir sus consecuencias a largo plazo”.
Crítica del libro El Individuo Soberano en español
Hay buenos paralelismos, y teniendo en cuenta que El Individuo Soberano se escribió antes del año 2000, muchas de estas predicciones ya se han cumplido.
Agregadores de información en la co-evolución institucional
Se explica muy bien como el poder del Estado irá disminuyendo.
Eso sí, no generalizan lo suficiente su punto de vista sobre la “co-evolución institucional” como para darse cuenta de que los agregadores de información (como Google y Facebook) podrían tener un poder supranacional.
No examinan cómo la reducción en los costes de la distribución de la información podría llevar a la desaparición de los intermediarios. Algo que deberíamos tener muy presente a medida que avanzamos en el siglo XXI.
No es sólo que los estados estén perdiendo poder mientras lo ganan las instituciones de la Era de la Información, como los memes. Más bien es que todas estas instituciones (estados, empresas, religión, redes, blockchains, memes) co-evolucionan de forma paralela entre sí.
Centros mundiales del conocimiento
Algo en lo que tampoco se entra en el libro, hay que tener en cuenta que una reducción de las fricciones lleva a una descentralización de la información y a una centralización del conocimiento en ecosistemas como Silicon Valley o Shenzhen.
Suena bastante utópico (aunque no tiene porque ser imposible), este pensamiento de los autores que habrá un montón de individuos soberanos viviendo en la superautopista de la información.
¿La realidad cuál es? (al menos ahora mismo) que cada vez hay más grupos de personas inteligentes y ambiciosas que se asocian y aprenden entre sí. Lo vemos en:
- Masterminds
- Redes sociales
- Nuestra comunidad: sociedad ninja es el ejemplo más claro
Algo que se aproxima mucho más a clubs territoriales competitivos (que compiten en el eje de las “personas inteligentes y ambiciosas) que no a la idea de individuos soberanos que se refería el libro.
Sacar algo bueno de la revolución de la información
Sí que predijeron de forma correcta las posibilidades de la tecnología digital, pero luego recomiendan que las personas acumulen su riqueza como individuos soberanos las guarden en paraísos fiscales o Estados liberales, pero con esta idea se ignora un par de cosas.
- El dinero proporciona un rendimiento decreciente de felicidad. Los estudios demuestran que a partir de unos 50.000 euros al año no serás más feliz por tener más dinero. Por lo tanto, la acumulación de dinero no aumentará tu felicidad, sino que te proporcionará más poder. Ojo. Aquí tampoco digo yo (ni mucho menos) que a partir de 50.000€ ya tendríamos que regalar pasta. La idea del individuo soberano está muy bien, pero hay un problemilla.
- No hablan sobre un “objetivo”. Me refiero a que hablan de la próxima gran transición de la humanidad, pero me hubiera molado alguna idea de cómo manejar o como hacer que este cambio de paradigma sea bueno para la humanidad. En vez de eso, se limitan a mantener su punto de vista centrado en el individuo con el sesgo libertario, y piensan en cómo dichos individuos pueden aprovechar esta oportunidad.
Lo que bueno, encaja para mí, claro. Pero quizás no por muchos otros.
Se ignora la identidad
Un libro que me ha transmitido mucha info, pero a la vez sentía que me faltaba más. Tanto por el «cómo manejar esta información» pero también porque me ha faltado leer cómo nos pueden afectar estos cambios a nivel identitario.
Se piensa mucho en «lo macro», pero me ha faltado «lo micro», aunque supongo que esto ya sería para otro libro entero.
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