Cuando la editorial Planeta me dijo de publicar un libro, ambas partes teníamos dos ideas distintas en mente.
El esbozo que les puse en la mesa fue un escrito que titulé bajo el nombre de «carta a mí mismo» y que enviaba con la idea inicial de que ese fuera precisamente el título del libro final.
En mi mente lo que saliera de imprenta sería algo muy filosófico y personal. Por fin me podía despreocupar de los textos que me iba (o no) a posicionar Google y podría expresar lo que me diera la gana. Al fin y al cabo Planeta se encargaría de que llegara a las manos de lectores que aún en su vida no habían leído nada de mi blog multidisciplinar.
Después de mandar un manuscrito con aproximadamente 50.000 palabras, juntando algunas cosas de mi blog y pasando varias revisiones editoriales, terminó saliendo un libro que en vez de ser una carta a mí mismo con aire personal, se dividía en tres partes: negocios online, estila de vida por una parte, y pude ser más filosófico en el último apartado.
«Vivir sin jefes en la era millenial» fue un híbrido que si no lo has leído, dicho así suena innovador, pero creo que se define mejor como un Monstruo de Frankenstein.
Un creador que intenta hacer algo disruptivo y termina con algo que no se sabe bien por dónde cogerlo.
Estoy contento de lo que escribí allí dentro, pero no estoy satisfecho de cómo se intentó transmitir el mensaje y de que sólo se mandara a medias.
Después de ver mi libro en el Fnac del centro de Barcelona entendí que en el mundo editorial también existe el «clickbait». Algo que podemos traducir como «cebo para hacer un clic». Un término que cogemos de los canales de YouTube dónde se intenta poner un título que llame la atención, pero que después entras y resulta que el contenido no tiene nada que ver con cómo se ha titulado.
Algunos de estos vídeos a veces van demasiado al extremo, llegando a poner cosas que son totalmente mentira haciendo que el usuario que pulse se encuentre con un contenido que es lo opuesto a lo esperado.
No creo que el libro mintiera, pero sin duda iba cargadito de clickbait. Un título que parece querer vender cómo vivir sin jefes en la era milenial, pero que en verdad yo, como autor, quería transmitir que así es vivir sin jefes en la era milenial.
Después de la venta de unos pocos miles de ejemplares y de ver algunas de las reseñas que hay por internet, me di cuenta que lo que realmente hizo comprar el libro a los potenciales lectores no fue su contenido, si no el diseño curradísimo de la portada, la maquetación y un titulo que se vende demasiado bien.
Hoy no es el día del que voy a hablar de toda experiencia, pero si os interesa sólo hay que estar pendiente por aquí y sin duda lo tocaré más profundamente.
De lo que quiero hablar es de esa primera idea. Ese primero esbozo. Una publicación que tenía guardada a la recamara y que hoy vuelvo a traer a la luz, para demostrarme a mí mismo que lo que quería transmitir en esa «carta a mí mismo» sigue teniendo sentido para mi ser.
Tal vez si hubiera expandido las ideas que compartiré hoy con vosotros en un libro con el título «carta a mí mismo», aún habría menos copias vendidas. Pero sin duda hubiera sido más auténtico.
Hola Pau. Sólo quería enviarte esta carta para recordarte algunas cosas que a veces parece que olvidas.
No eres nada
La mayor lacra del mundo no es la industria cárnica, ni el machismo o el racismo. Es el ego y de aquí salen todos estas pestes.
Son ya muchas las veces que piensas que todo depende de ti, que tienes más poder que el resto del mundo o que vales más por sea cual sea la historia que te cuentas. Al final todos nos pudrimos en el suelo cuando morimos.
En aquellos momentos que no escuchas, es porque dejas que el ego te tape los oídos.
Te cierra la mente porque piensas que ya sabes lo que te están diciendo o llegas a pensar que tu opinión es mejor y sólo sonríes.
¿Cuándo fue la última vez que cambiaste de opinión?
Si sólo tienes que hacer caso a una cosa de esta carta a ti mismo, que sea este punto. Que entiendas que no vales nada y que lo que crees que vales es por la imagen que tienes de ti mismo y las milongas que te cuentas.
Te ríes cuando te digo que vales igual que una abeja u hormiga, pero incluso tienes menos valor que ellas.
Tú y los que conoces sois los únicos que podríais desvaneceros del mundo y no pasaría nada. De hecho las vidas de los otros seres mejorarían.
Los eres todo
Precisamente porque tú no vales nada, tampoco los otros. Así que no seas calzonazos y no dejes que te mangoneen.
Que debas controlar tu ego también significa ser consciente del de los demás.
Aléjate de los que sólo hablan de ellos y no quieren más que validación. Busca los que tienen cosas que decir pero también a preguntar con una mente dispuesta a cambiar de opinión si se dan cuenta que sus ideas no tenían suficiente información.
Ya sabes que no estoy hablando de gente interesante per se, pero de aquellas personas que hablan con pasión, escuchan lo que dices, dan su punto de vista, y están dispuestas a que les choquen. No sólo en la mano pero de mente. Con palabras y actos inesperados.
Precisamente porque debes ser consciente de lo que vales, tenlo presente cada vez que hacer o decir algo te de vergüenza. Ten presente que eres capaz de todo porque tu vida no tiene repercusión a nivel universal.
Si la cagas en algo, que sea porque lo has hecho, no porque no tuviste huevos pensando que de tu acción dependía todo lo que está vivo.
La respuesta siempre es NO (a menos que preguntes)
Si no preguntas, ¿cómo vas a tener la opción que te respondan con un SÍ?
Deja de quejarte de las oportunidades que no tienes y culpar a factores externos.
Épocas de sequías sexuales, faltas de amigos al llegar a un lugar nuevo, cuando ese dinero esperado no llega, el cansancio de aquel día que no puedes explicar, no atreverte a preguntarle a la chica para tomar un café…
La lista es infinita, pero lo que es finito son las excusas que te pones para no tomar acción en esto. Lánzate en situaciones donde abunde lo que te falta, y aún así, si sigues sin conseguir lo que querías, será tu responsabilidad por no haber preguntado.
Crea un estilo de vida lleno
Puedes divagar por un camino oscuro, feo y desagradable. Esta puede ser tu vida. O puede que te empieces a fijar en los alrededores y entiendas que aunque no sepas a dónde te diriges exactamente, te des tiempo para fijarte en las flores, los animales, las abejas, el sol, las nubes, el horizonte, la compañía, el tacto de las plantas y el suelo.
Y por esto debes respetarlo. Porque no es un hecho, son sentimientos.
Sabrás que eres feliz, estás enamorado o tienes éxito cuando no tengas la necesidad de definirlos. Cuando tengas un estilo de vida tan lleno que no hay espacio para definiciones o coloquios intelectuales para estos términos.
La ejecución fue mejor que el resultado
El “hustle” de los cojones.
Ese concepto americano (como no), que dice que tienes que comer mierda todo el tiempo para llegar a lo que quieres. Olvídate del “hustle” y del inglés flipado y haz más caso al latín sabio.
“Materiam superabat opus”. La ejecución fue mejor que el resultado.
Necesitarás seguir currando, pero no odiarás cada día de tu vida.
Descubre esas pasiones que independientemente del dinero que puedas generar, o el prestigio que puedan darte, te ponen en un estado de flow. Un estado en el que la ejecución de lo que haces hace que el tiempo vuele al igual que tú imaginación.
No necesitas ser un experto
Desde el instituto te han vendido que como más te especialices más cobrarás. Y es verdad.
La sociedad necesita tener cracks para explotarlos al máximo. Esta intensidad se paga bien y todo el mundo se emociona cuando piensa en un fajo de billetes sudados.
Tardaste años en entender que la multidisciplinariedad no es mala.
Tu naturaleza es curiosa, te gusta probar cosas y no necesitas pasar las 10.000 horas del diablo en una actividad porque sabes que la terminarías odiando a más no poder.
Te puedes volver relativamente bueno en algo o tienes la oportunidad de dejarlo a medias sin sentirte mal.
Acepta que está bien no ser un experto. Pruébalo todo, o más bien lo que te apetezca.
Intenta recrear lo que tienes en el plato
Ves ese entrecot bien presentado sin ojos ni cara. Ahora imagínate a ti mismo “produciéndolo”.
Si me pones como excusa el sabor, tal vez deberías probar perros, humanos o cocaína. Puede que esté delicioso.
Un trozo de carne es un trozo de cadáver.
Imagínate también a ti mismo creando esas patatas Pringles o ese paquete de Donuts.
Mira los ingredientes.
¿De qué árbol se sacan todas esas “E”?
Alinea tus acciones con tus compras igual que lo deberías hacer con tus pensamientos.
Los títulos universitarios pueden servir. O no.
Últimamente mi generación la está tomando contra la educación reglada, así que como siempre, ponte al otro lado y mira si todas esas críticas tienen fundamento.
Cualquier información es gratis. Pero al igual que pasa con las titulaciones oficiales, los cursos sirven para organizarla todo en un solo sitio y llegar a “momentos ajá”.
Los que piden por títulos, no sólo es para asegurarse de que sabes algo, es también para ver que has sido capaz de encerrarte en tu habitación durante días, semanas, meses o años a estudiar algo en lo que estabas interesado.
Un graduado de 4 años equivale a bastante esfuerzo, y esta motivación es lo que se busca. Se acaba aprendiendo más en el lugar de trabajo pero ya irás ahí con la parte difícil hecha.
Flirtear es saber escribir y leer entre lineas
El flirteo es decir algo que puede interpretarse como seducción pero que se puede tirar atrás diciendo, “no no, no quería decir esto”, aunque fuera claro.
La motivación lleva a la acción, pero también al revés
Aquí un secreto bien guardado que nadie te ha dicho.
No necesitas estar motivado para hacer algo.
La motivación/acción es una moneda de dos caras.
Si te levantas totalmente motivado, no te costará entrar en acción, pero recuerda que también sucede al revés.
Si mañana te levantas sin ganas de trabajar en esta escritura, Empieza por 100 palabras. Cien palabras de mierda. Sabes que como te gusta el proceso, a la que lleves 5 minutos picando teclas, volverás a estar en flow.
Los libros son sagrados por mis santos huevos
Si escribes en un blog, la gente lo toma como tu opinión. Ahora publica en papel exactamente lo mismo y espera los “haters”.
Esto te ayudará a entender por qué la gente sigue creyendo en la Biblia.
Que los hobbies sigan siendo hobbies
En vez de convertir un hobby en un trabajo, intentar encontrar esa actividad que sólo gusta y se disfruta porque se hace dinero con ella.
Con las influencias de nuestras vidas diarias no sabes lo que cuesta encontrar una minipasión o algo de lo que disfrutar cuando no se está pensando en pagar facturas.
Deja los hobbies para tus ratos libres, y sólo vende este tiempo si te da la gana hacerlo. No prostituyas lo que te da ganas de hacer por las mañanas.
El “vibe” es más importante que lo que cobras
En serio.
Ningún ser vivo que valga la pena te ha preguntado nunca si te ganabas bien la vida. Ni siquiera a qué te dedicabas desde que ha habido una buena conexión.
Y digo ser vivo porque por esto estar alrededor de los animales te hace estar tranquilo.
Disfruta de esas personas que también son así contigo. Sin agenda. Sin juzgar. Puedes ser quien eres, te aprecian por serlo y ellos igual contigo.
Tu valor no es un número
Recuerda cuando estabas cobrando cinco cifras netas varios meses. O cuando te acostaste con tres chicas diferentes tres noches seguidas. También vamos a poner en la lista cuando te sacaste un año de universidad en un semestre.
¿Te entra en el cerebro ahora?
No sentiste nada.
Era vanidad pura. Las ganas de ir rellenando una lista que te das cuenta que es infinita. Hasta Kerouac dejó de escribir en el rollo de papel de On The Road en algún momento.
Pasada cierto número, no importa. Tu valor no es el número de nada. Ni de las lenguas que hablas, las chicas que te hayan acostado, o las horas que has pasado en cualquier cosa.
Hacerlo te hará bueno en eso, claro. Pero esto no definirá lo que vales.
Por esto las listas no importan. Recuerda que por esto desechaste la lista de sueños por cumplir y la redujiste en unos puntos claves de tu proyecto de vida.
Los números siempre se pueden aumentar. Son infinitos y al no haber máximo uno nunca estará satisfecho.
Ya sabes lo que te hará feliz. Lo que siempre has querido hacer o tener.
Vive. Igualmente no me escucharás
Si pudieras viajar 10 años atrás y darte esta carta, la leerías, te reirías y no le harías puto caso.
Todo lo que sabes ahora, es porque una experiencia te lo ha enseñado y lo has aprendido a nivel subconsciente.
Puedes leerlo y estudiarlo, pero la conciencia sólo lo retendrá a nivel superficial.
Puedes decirte que es una tontería tener miedo de hablar con una chica atractiva pero desconocida en la librería. Lo sabes, pero das dos pasos para decirle hola sin excusa aparente, y ya te estás cagando en las bragas. No fue hasta que lo hiciste veinte veces en Croacia que tu subconsciente se dejó ir, llegando en un estado de flow y momentum.
Puedes leerte todos los libros de emprendimiento, de SEO, marketing y empresa. Pero no fue hasta que te pasaste 1 año entero encerrado en una casa, con taquicardias, levantándote a las 4 de la mañana de sopetón que entendiste de que iba todo eso.
Con la experiencia de referencias aprendiste que poco sirven cartas como estas o vídeos motivacionales. Se aprende haciendo. No leyendo o escuchando.
Pero igualmente no me escucharás. Al fin y al cabo esto no deja de ser otro de estos consejos teóricos que no te servirá de nada si no llevas a la práctica.
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