#345. ¿Cómo tener una cara masculina y poderosa del cielo celestial definitiva? primer paso: no seas feo. Los otros pasos sí se pueden «hackear». Esto dicen los estudios de atracción y dimorfismo s3xual.
Aunque las caras normales parecen atractivas, las más atractivas… no son las más normales o simétricas.
Hay algunas variaciones de la «cara media» que nos hace percibir esa cara como más atractiva. Claro que estas variaciones, son específicas. Son cosillas muy concretas.
Unos detalles, que si están bien marcados con respecto a la media, aumentan el atractivo percibido del rostro de una persona.
Estas variaciones que aumentan el atractivo facial son las que se perciben como biológicamente más “masculinas” o “femeninas” para los respectivos sexos, y las conocemos como variaciones dimórficas.
Ya sé. Si digo que para tener una cara más atractiva que la media tienes que tenerla «dismórfica», nos viene a la mente el monstruo de Frankenstein.
Pero desde un punto de vista etimológico (el estudio de las palabras), “dimorfismo” significaría “dos formas”. ¿Y qué tiene que ver el dismorfismo entonces con el rostro humano y su rango de atractivo? pues que es de «dos formas» porque diferencian a una cara masculina de una femenina.
Formas de ser más atractivo de cara
Los científicos han planteado la hipótesis de que la expresión de los rasgos dimórficos en los hombres depende de las hormonas esteroides, como la testosterona y la dihidrotestosterona.
Como estas hormonas son inmunosupresoras (que limitan el sistema inmune), un look bien masculino se considera como una señal honesta de inmunocompetencia. O en lenguaje ninja: que el sexo contrario te ve con más buenos ojos (conscientemente o hasta subconscientemente) para el apareamiento (fornicar) porque radias salud. Y si radias salud, aumentan las probabilidades de que esos cachorros humanos también sean más saludables. De que sobrevivan.
Y sé que suena algo como contraproducente. ¿Cómo puede ser, que el uso de hormonas que capan tu sistema inmune, te hagan radiar más salud?
Veamos.
La hipótesis de la inmunocompetencia nos diría que la masculinidad facial es una señal de desventaja para la mayoría de hombres.
«Un momento Pau, pensaba que decías que es mejor para aparearse…» sí claro, pero no todo el mundo tiene estas características. Al fin y al cabo esto significa que sólo los machos más sanos pueden permitirse “gastar” la testosterona en estas decoraciones físicas mientras a la vez están sufriendo un debilitamiento del sistema inmune debido a unos niveles elevados de testosterona.
Según la teoría de señales
La teoría llamada «teoría de señales» argumenta (con todo el sentido del mundo) que cuanto más costosa sea crear/mostrar una señal… más fiable será.
¿Por qué? pues porque los que no tienen dinero para comprarse un Lambo… no pueden comprarse un lambo. Pero claro, comprarse un lambo podría ser trampeado alquilándolo, por ejemplo.
Pero imagínate un cuerpo serrano. Tener un buen cuerpo es mucho más difícil de trampear, incluso si te ciclas. Por esto están tan bien cotizados, porque cuesta esfuerzo. Como más costoso es, más fiable es.
Según esta teoría, como unos niveles elevados de testosterona pueden suprimir el sistema inmune, sólo los hombres genéticamente fuertes pueden tener un aspecto dimórfico.
Tiene sentido, ¿no? sólo si a tu cuerpo le sobra testosterona, podrá gastarla en ornamentos físicos. Lógicamente tendría implicaciones negativas para tu sistema inmune gastar esa testosterona si no te sobrase.
Vamos, que es un indicador fiable de que un macho es una pareja fuerte para reproducirse. Las colas de los pavos reales darían soporte a este teoría.
Los pavo reales son como gallinas que se han vuelto Drag Queens. Tienen colas vistosas pero muy pesadas de llevar y les va dificultando los movimientos todo el rato.
Según la psicología evolutiva
Un enfoque alternativo que plantea la psicología evolutiva es que las mujeres prefieren una cara masculina porque es indicativa de fuerza y fertilidad.
Unos patrones de apareo que tendrían su origen en la época en la que los seres humanos éramos cazadores-recolectores… cazadores de carne en un 80% y cazadores de fruta en un 20%, claro.
Un estudio se cogieron 73 fotografías de hombres y otras 73 fotografías de mujeres. Después se crearon composiciones de caras masculinas y femeninas.
La diferencia entre los promedios de ambos tipos de rostros representaba la dimensión del dimorfismo sexual.
Entonces, se modificó en un ±50% esta diferencia en cada uno de los rostros, aplicando las texturas específicas para mantener la identidad facial.
Pues bien, los rostros que tenían la masculinidad y la feminidad acentuadas se escogieron menos que la composición inicial, que era más andrógina. Más híbrida.
Lo que el resultado de este estudio defendería, es que:
Los rostros con los rasgos masculinos acentuados sólo son preferibles en caras de hombres, mientras que las caras con rasgos más femeninos sólo son deseables en rostros de mujeres.
Al contrario de lo que ocurre con la simetría y la normalidad, estos rasgos dependen del sexo.
Fijaros que hay rostros como el del actor Timothée Chalamet, que es conocido por tener una cara bastante femenina o andrógina. Pero lo cierto es que, aunque tiene más rasgos femeninos que la mayoría de los hombres, también tiene una mandíbula bien marcada de Dios griego que todo Dios (otros dioses) consideran masculinas.
Es decir que un rasgo positivo para los hombres puede ser negativo para las mujeres. Así que aunque en este aspecto la masculinización tiene un efecto negativo en la población general (asumiendo la misma proporción de hombres y mujeres), tiene un efecto positivo en la población masculina.
Por esto los cirujanos plásticos se especializan en un único sexo biológico. Porque la mayoría de rostros tienen demasiados matices dimórficos.
Cómo tener un rostro más masculino
Esto quedó demostrado en un estudio parecido que consideraba por separado a los rostros masculinos y femeninos. Su conclusión fue que el principal efecto del dimorfismo es que los participantes valoraban los rostros masculinos de hombres y los femeninos de mujeres como más atractivos que las caras masculinas de mujeres y las femeninas de hombres.
Como estos rasgos dimórficos se desarrollan debido a unos niveles elevados de testosterona desde la fase prenatal hasta el final de la pubertad, es previsible que exista correlación directa entre los niveles de testosterona de los hombres y sus rasgos masculinos.
Esto ya no es una teoría.
Se concluyó precisamente esto en un estudio que la puso a prueba. Correlacionando los niveles de testosterona en plasma de los hombres y la puntuación facial por sexos.
Se vieron correlaciones estadísticamente significativas entre los niveles de testosterona libre en la sangre del cordón umbilical y el sexo facial de los varones.
Que por cierto, el mismo estudio también intentó definir el dimorfismo usando técnicas de aprendizaje automático para encontrar cinco medidas lineales:
- Anchura de la frente
- Longitud del puente nasal
- Protuberancia de la punta de la nariz
- Altura del labio superior
- Anchura de la nariz
No sólo esto si no que también midieron siete medida geodésicas, o sea, a la redonda, que eran las que permitían discriminar mejor entre los dos sexos.
Fijaros que un modelo matemático que usaba estas proporciones fue capaz de determinar el sexo biológico con una precisión del 99,47%.
El vello facial
Si nos salimos un poco de los tecnicismos y matemáticas (que suspendía en la secundaria) para ponernos algo más prácticos, volvemos a esa pregunta inicial: ¿qué es lo que caracteriza a un rostro masculino?
El rasgo más obvio que hace que alguien tenga un aspecto masculino es el vello facial. La barba.
Y no hace falta ver todos esos filtros de TikTok o Instagram que pone barba a las mujeres para hacerlas más hombre. Un estudio puso a prueba la idea y descubrió que las puntuaciones de masculinidad aumentaban linealmente con un incremento del vello facial.
Es lógico. Aquí no hay sorpresa.
La gracia es que cuando se llegó a esta conclusión fue después de hacer que una serie de mujeres puntuasen la misma cara con distintos niveles de vello facial.
Y de hecho tiene sentido, dado que el vello facial es resultado de la estimulación de los folículos pilosos de la barbilla por parte de la dihidrotestosterona (DHT), una hormona sintetizada a partir de la testosterona.
Las mujeres tienen los mismos folículos pilosos faciales, pero no llegan a desarrollar vello facial porque son menos sensibles a la DHT y poseen menos testosterona de media.
Por lo tanto, el vello facial no sólo es dimórfico, sino que es la diferencia más obvia entre hombres y mujeres.
Por desgracia para algunos, la correlación entre el atractivo y el vello facial no siempre es tan sencilla.
La mandíbula
La barba oculta parte del tercio inferior del rostro. Esto significa que dependiendo de cómo sea esta parte de la cara, la barba puede aumentar o disminuir el atractivo facial. Una mandíbula bien fuerte y marcada es atractiva. Si la tapamoso con una barba disminuye el rango de atractividad.
Por contra, una mandíbula débil se beneficiará al quedar ocultada por una barba abundante.
No es casualidad que esos que tengan una barba bien tupida, se la arreglen de manera que parece que sea cuadrada. Es como un espejismo de mandíbula fuerte.
Los hombres tienen mentones más gruesos y mandíbulas más marcadas. Además de que, el ángulo de la mandíbula (o ángulo gonial) es de 100-130 grados en los hombres y de 120-135 grados en las mujeres.
Pongámonos a comparar los actores Tom Hardy y Henry Cavill con o sin barba. Aunque los dos tienen un aspecto más masculino con barba, Tom Hardy es más atractivo con barba, mientras que a Henry Cavill le favorece ir afeitado.
El entrecejo
Pero no es sólo el vello facial y la mandíbula. Un rasgo dimórfico destacado que seguramente no habíais ni pensado es tener un entrecejo, o más bien, el hueso supraorbital bien pronunciado.
Este hueso lo tenemos por encima de los ojos, y sirve como protección.
Había un artículo que describe la morfología y las dinámicas sociales del hueso supraorbital. Se comentaba como en los humanos, el entrecejo es un rasgo anatómico sexualmente dimórfico, y tanto su crecimiento como su desarrollo se han asociado con la producción de andrógeno y con el dimorfismo sexual facial.
Profundidad de los ojos
Ya que estamos con esa zona de la cara, otro estudio sobre el también había destacado que la posición más profunda de los ojos en relación al plano facial también es dimórfica.
O sea que como más profundos los ojos, más masculino.
Sé que suena raro, pero el motivo es que la prominencia del hueso supraorbital es una adaptación a la cacería y a la competición intrasexual entre los hombres.
Vamos, que no es sorprendente que sea un rasgo común entre los luchadores profesionales.
Igual que ocurre con los cuernos (de los animales, no me refiero a los que te puso tu ex), son elementos fijos sobre los cuales se ha hipotetizado que llegan a ser una señal de dominancia o agresión.
Pensad que el hueso supraorbital suele sobresalir 5-10 milímetros con respecto a los ojos. En este sentido, el ángulo de la nariz se puede usar para medir la prominencia (el huequito) percibida del entrecejo. La media para los hombres es de 130 ± 7 grados, mientras que para las mujeres es de 134 ± 7 grados.
Por lo tanto, cuanto menor sea el ángulo, más masculina parecerá la cara.
La forma de la nariz
Si habéis pensado que la nariz también tiene un papel, pues habéis acertado.
En un estudio se comparaban las narices de 90 hombres con las de 90 mujeres para encontrar diferencias específicas según el sexo.
Tanto la protuberancia de la nariz como la longitud nasal y la distancia entre la base de la nariz y el punto pronasal eran mayores en todos los hombres, lo que significa que tienen una nariz más prominente y de mayor tamaño.
La diferencia con las mujeres es que ellas tienen el ángulo nasofrontal y el naso-labial más amplios, por lo que tenían narices más respingadas y pequeñas, con una menor prominencia.
Si nos salimos del estudio y vemos «lo que se lleva», vemos como a los hombres les favorecen las narices con formas más diferentes. Con mas variedad.
Incluso modelos como Mariano Di Vaio tienen ciertas imperfecciones nasales, como una pequeña protuberancia dorsal y aún así su cara parece beneficiarse de ello.
Otros ejemplos son los de los actores Adrien Brody y Adam Driver, que son conocidos por sus narices con formas únicas.
Lo que si se ve en las personas de a pie, es que las mujeres con narices más aguileñas suelen operárselas porque son asociadas a rasgos muy masculinos.
Además, un contorno nasal demasiado recto o incluso cóncavo puede hacer que los hombres parezcan más femeninos y con la nariz más respingona si no tienen otros rasgos que concuerden, como la mandíbula.
Los dedos
Y no olvidemos las variaciones en los… dedos.
Sí, sí. Los dedos.
Aunque son dimórficas para las mujeres, que se desarrollan en presencia de los estrógenos, también hay una correlación entre la ratio 2D:4D y la prominencia de los dedos en los hombres.
De hecho, es posible predecir la masculinidad y el atractivo del rostro de un hombre a partir de la relación entre las longitudes de los dedos. En serio. La proporción entre el segundo dedo (2D, o índice) y el cuarto (4D, o anular) es una medida de la exposición a los andrógenos en el útero, de forma que un dedo anular relativamente largo indica un mayor nivel de testosterona.
Un fenómeno que podemos explicar si consideramos que el dedo anular (el cuarto) tiene una cantidad desproporcionadamente elevada de receptores de andrógenos y estrógenos.
O sea que dependiendo del equilibrio entre testosterona y estrógenos, el dedo anular será o más largo o más corto. En los hombres, una relación 2D:4D que sea baja sugiere mayor proporción testosterona:estrógenos.
Y es raro… o más bien sorprendente, pero una proporción testosterona:estrógenos superior (medida según la ratio 2D:4D) aumenta la prominencia de… los labios.
Los labios
Ése es el motivo por el que muchos hombres tienen unos labios con una forma perfecta de arco de Cupido, pero normalmente son más oscuros que en las mujeres.
De todas formas el punto más alto del labio superior tiene la misma altura en hombres y en mujeres. Curiosamente, las mujeres prefieren unos labios más gruesos en los hombres en mayor proporción que los hombres los prefieren en las mujeres.
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