#397. Si el momentum es lo que nos empuja a conseguir nuestras metas de largo plazo… ¿Qué es lo que determina el volumen de esta bola de nieve?
Poema: vivimos rápido
Autor: vivimos rápido
El autor del poema «vivimos rápido» es César Poetry, también conocido como César Ortiz Albaladejo.
Reflexión de por qué vivimos rápido
Me habéis escuchado diciendo que quiero mi casa en el campo. Cerca de la playa. Cerca de la montaña. Sin vecinos. Que pueda tomar el sol en pelotas para que me toque bien en los huevos.
A medida que te vas haciendo mayor parece que te anclas más en tus rutinas y maneras de hacer las cosas. El ruido te empieza a molestar cada vez más… y no parece que sea el único que piensa así.
Se dice que hay un cambio de paradigma, y yo veo claro que hay uno, pero no sé cuál.
Lo digo porque algunos dicen que los pueblos se quedan deshabitados y todo Dios se va a la ciudad, pero otros dicen que los que trabajan en remoto están empezando a elegir más y más la vida en el pueblo.
Quizás ambas sean verdad.
Quizás los pueblos se deshabitan rápido, y un porcentaje de trabajadores remotos que ya se ha quemado de ciudades empieza a elegir los pueblos.
No es que queramos una casa en el campo, en la montaña o en la playa. Lo que queremos es reducir la velocidad.
Hubo un tiempo en el que idolatramos esas rutinas lentas, constantes y hasta dolorosas en ciertos momentos. ¿Por qué las soportábamos más? pues porque sabíamos que nos llevaban a un futuro mejor. Es por esto que la paciencia se ha vuelto una virtud cada vez más difícil de encontrar, porque nuestra capacidad de atención se ha visto mermada.
Hemos desentrenado la paciencia. TikTok, Instagram, Twitter y la capacidad de concentración de la gente se está reduciendo más que la cantidad de pelo que tengo en mi cabeza: cada vez más reducida.
He estado trabajando en gestionar mi adicción a YouTube, lo que es difícil porque es extremadamente fácil convencerme de que es bueno para mí. He aprendido un montón de cosas gracias a YouTube y sin duda ha aportado un montón en mi aprendizaje para saber lo que sé hoy.
O sea que quien sabe la de oportunidades que me estoy perdiendo ahora mismo por haber reducido esa adicción a youtube de la que ya os hablé (#243).
Y no sorprende que enganche. Lo solíamos llamar FOMO (fear of missing out), pero ahora tenemos el sistema de dopamina totalmente sobrecargado.
Recibimos una pequeña dosis de dopamina cada vez que abrimos una de estas redes sociales porque no sabemos qué cosas nuevas y emocionantes veremos.
Como la rata en el dispensador de pastillas de cocaína, seguimos regresando a por más dosis (…).
Todo el mundo habla de la dopamina como la culpable de todo. Pero es lo de siempre, culpar a cosas de las que no tienes control y no parar a mirar de más cerca que quizás sí tengas el control de algo. Y os lo voy a explicar en una sola palabra: tranquilidad. O más bien dicho, «velocidad bajo control».
Cómo vivir sin preocupaciones
Hoy mismo un amigo con el que comparto oficina (cafeterías), me ha propuesto de ir a otra cafetería porque la nueva tiene aire acondicionado y bla-bla-car. Le he dicho que sí pero mentalmente me he quedado h0dido. Con energía extra a la que destinar a esta nueva localización. «¿me gustará el café? ¿será más caro? ¿hará frío? ¿podré llegar a tiempo si no conozco el camino?»
Somos criaturas de hábitos.
Nos cuesta encontrar el camino pero una vez hemos tomado una dirección, es más fácil seguir caminando gracias al impulso que llevamos que no desviarnos.
Estar en movimiento
Una vez que empiezas a ir al gimnasio durante semanas, ese momentum hará que podamos seguir haciendo ejercicio con menos y menos resistencia a medida que pasa el tiempo.
El problema es que una vez que aprietas los frenos, es cómo frenar en medio de una pendiente cuesta arriba. Se va a hacer mucho más difícil volver a arrancar.
Ya hablamos de por qué el momentum es el secreto para tener fuerza de voluntad (#380), pero es que además fijaros que también nos sirve de métrica. Es la métrica que podemos utilizar para evaluar como le va en la vida a alguien. Cómo progresa esa persona.
Queremos sentir que llevamos un buen impulso, un buen momentum viendo la trayectoria actual trazada en los próximos años siendo capaces de imaginar hacia donde nos llevará esta velocidad que estamos cogiendo.
Sin esa sensación de momentum, me imagino que debe ser difícil levantarse con ganas por la mañana (…).
Tener menos opciones
En física el movimiento, el impulso está basado en x2 cosas: la masa y la velocidad. Cuando consideramos el movimiento de nuestro trabaja o estilo de vida, realmente estamos considerando la masa de en lo qué estamos trabajando y la velocidad a la que lo estamos haciendo. La gracia es que si la masa o la velocidad nos va mal, podemos intentar compensarlo con el otro.
Pero no somos una cultura de masas. Somos una cultura de velocidad.
Porque nadie se fija en los emprendedores que lo petan a los 50 años. Lo que destaca es el chaval que se ha vuelto multimillonario con 16 años. Fijaros:
- Crea una vida con el máximo de opciones para tener la libertad de elegir.
- Sé un nómada digital para vivir en cualquier maldito país (al menos tener esta opción).
- Cambia de grupo de amigos cada dos años por cada país.
- No corras en tener pareja romántica, siempre puedes congelar tu óvulo y hacer crecer tu progenitor en un útero artificial dentro de 40 años.
Como lo veo yo es que podemos pensar en la opcionalidad como lo opuesto al momentum.
Si tienes muchas opciones, tu inercia, tu impulso, tu momentum se relentiza. ¿Por qué? pues porque esta bola de nieve ya no va en línea recta y ya está, sino que se va encontrando desviaciones, caminos, opciones a los que elegir.
Como más conservamos nuestra opcionalidad, menos centrados estamos en una área de la vida. No importa si es carrera profesional, una persona, o un sitio.
Si escribes durante 10 años, habrás acumulado tal masa de trabajo y experiencia que el propio momentum que llevas te llevará hacia adelante sin mucha necesidad de velocidad.
A medida que tu masa de trabajo continúa aumentando, el impulso y sentido de progreso en ese campo continúa aumentando, sin que sientas la necesidad de pisar el acelerador en absoluto. Incluso podrías deslizarte y disminuir la velocidad durante un tiempo que el impulso, el movimiento de la bola de nieve continuaría rodando colina abajo por muchas piedrecitas que se encontrara en la bajada, porque ya sería lo suficientemente grande.
Reducir la velocidad
Existe el mito de que los fundadores de startups más exitosos tienen 20 años.
La realidad es que la media es entre 40-50 años.
No queremos pensar en ello porque dices bufff… a esa edad no sé si querré seguir trabajando en esta startup que estoy pensando [me recuerda a Michael Scott].
Queremos tener éxito ahora. En este instante. Por eso nos mola ver la lista en Forbes de los 30 multimillionaires menores de 30 años de esos ricos que dejaron la universidad antes de empezarla.
Es difícil decir en qué dirección van estas casualidades porque ¿estamos celebrando estas historias porque queremos creer que podemos tener éxito rápido? ¿O creemos que podemos tener éxito rápido gracias a estas historias?
Es un mito se alimenta a sí mismo y crea una creencia que se refuerza a sí misma de que para tener éxito necesitamos ir rápido.
¿Por qué mis entrevistas más escuchadas son con el bueno de Álex (fakinmoneyman)? pues porque se hizo millonario en bolsa con unas pocasmuy buenas decisiones.
¿Por qué currar, picar piedra y meterlo todo a Bitcoin o fondos indexados para ganar un 7% anual cuando podrías ganar un 10.000% en dos años comprando la shitcoin perfecta especulando en criptomonedas?
Lo que queremos no es ganar mucho, o petarlo en la vida. Lo que queremos es conseguir cosas rápido. Y este, es el problema.
Adaptarnos a la realidad del mundo
Imagina que te has ido de acampada con tu pareja y os habéis dicho que los móviles no estaban permitidos.
Vuelves a la rutina y al volver a abrir las redes… te da un chute. Un chute de velocidad porque te has perdido a saco de cosas mientras estabas viviendo de verdad. Como te atreves.
Intentar digerir todos los datos que ves en las redes es completamente inútil. Es como estar bañándote en un río y empezar a tener mucha sed. No intentarás beberte el río entero. Beberás una pequeña parte. Lo que quepa en tus manos.
Ah…
Pero lo que estás bebiendo tiene tan buen sabor. Es como estar bañándote en un río del Tomaco que inventó Homer Simpson. Un tomate radiactivo con un sabor de mi3rda… pero es tan adictivo que quiere más.
Es más de los mismo en estos hábitos tecnológicos hechos para atrapar (recordemos que no sólo trabajan ingenieros, sino también psicólogos). Como más intentas beber y sumergirte en este río de datos a alta velocidad, más rápido quieres que hacerlo.
Pero intentar digerir todo es inútil. Porque velocidad significa momentum que a su vez significa sensación de progreso.
Pero el mundo real no se mueve tan rápido.
El bambú es una de las plantas que más rápido crece y aún así lo hace a un par de centímetros por día. Lo digo porque en el momento en el que nuestra mente se toma un descanso de lo digital, nos damos cuenta que el mundo que nos rodea se mueve mucho más lento… y no lo podemos soportar. Nos han «desentrenado» la paciencia.
Vivimos rápido en el mundo digital, pero morimos despacio en el mundo real.
La cola del supermercado. El perro. Cenando con tu familia. Hasta tu email te parece lento ahora.
Normal que pasado cierto tiempo vuelvas a necesitar un chute de esta velocidad rápida. Y te conectas. Porque cada vez lo necesitas más. Más veces y en más cantidad.
Construir algo grande
Fijaros en lo que sucede si damos un paso atrás y dejamos, por decirlo de algún modo, dejar pasar el tráfico. Sucede algo curioso porque nos damos cuenta que aunque podemos ir por la vida a distintas velocidades (más rápido o más lento), el tiempo en si mismo pasa al mismo ritmo para todo el mundo.
Independientemente de que sigamos o no sigamos el frenesí de la sociedad moderna (noticias, dramas, lo que sea), da igual. Seguiremos estando allí al cabo de la semana, el mes, el año o la década. El tiempo seguirá a su ritmo al contrario que la percepción del tiempo.
Si somos capaces de aceptar esto, entonces podemos por fin centrarnos en el otro punto de la ecuación que habíamos olvidado: la masa.
¿Qué significa esto? pues que en vez de intentar movernos a una velocidad altísima (lo más rápido posible), quizás pueda ser idea en construir algo grande. Algo enorme. Y no me refiero en cuanto a dimensiones, sino en cuanto a propósito.
Fijaros que no se trata sólo de la relación entre masa y velocidad, sino que nos podemos centrar en los compuestos de masa sobre sí mismos. Me refiero a que cuanto más masivo se vuelve algo, más atrae a otros cuerpos a su órbita. El crecimiento viene sin esfuerzo cuando el objeto ha crecido lo suficiente.
El interés compuesto y la gravedad son el mismo fenómeno.
Se ve muy claramente si lo traemos al campo influencer. El típico youtuber. Si un pavo ha estado años haciendo crecer su canal de YouTube, haciendo videos sin parar (porque no se ha hecho viral, pero ha picado mucha piedra), una vez han pasado 5 años y ha amasado un montón de audiencia (algo grande), sólo necesita hacer un vídeo anunciando lo que le de la gana para generar miles de euros en cuestión de minutos.
Es esa masa grande (el influencer) que atrae a los otros objetos.
En cambio la velocidad no funciona de esa manera. Cuanto más rápido se vuelve algo, más energía se necesita para acelerarlo sin que dependa del momentum.
La pregunta se vuelve «¿qué significa exactamente crear algo masivo?»
Ciertos tipos de trabajo son más lineales porque no contribuyen a construir una masa, un cuerpo de trabajo (conducir un taxi por ejemplo).
Ahora imagina la escritura, la jardinería, la carpintería, creación de startups… ¿dónde está el techo? lo que dejas hecho, hecho queda.
Vale.
Sabemos lo que significa, pero el reto sigue ahí. El reto es es que centrarse en hacer algo rápido (velocidad), y centrarse en hacer algo grande (masa) son enfoques que se oponen. La ironía de la vida.
La velocidad nos anima a pensar a corto plazo. La masa a largo plazo.
Cuanto más nos sumergimos en el mundo de alta velocidad, más pensamos que todo tiene que suceder ahora. Pero rara vez lo hace, y si lo intentamos, podemos reorientar constantemente nuestro enfoque de Velocidad VS Masa.
Prestar atención a los hábitos
Son nuestros hábitos diarios los que nos hacen acelerar o desacelerar y todo lo que hacemos en el día a día juega un papel crucial.
- Los alimentos que consumimos también nos acelera o desacelera: cafeína, alcohol (nos aceleran). María o setas (nos desaceleran).
- La manera en como consumimos estos alimentos. ¿Es la «comida rápida» para una cultura que valora la lentitud, paciencia, constancia y perseverancia? claro que no.
- La información que consumimos también nos acelera o desacelera: redes sociales, noticias, libros de desarrollo personal (nos aceleran). Los clásicos, la poesía, el arte (nos desaceleran).
- Las historias que consumimos también nos acelera o desacelera: fundadores millonarios que vendieron sus startups a los 23 años, los que lo petaron en 2 años de hacer no se qué, esas historias que nos convencen de que la velocidad es la clave del éxito (nos aceleran). O alguien con una vida de perseverancia, la de la mujer que recientemente descubrió la fuente del SIDA después de 29 años de investigación (nos desaceleran).
En lo que trabajamos también nos acelera o desacelera. Tener un verdadero proyecto de varios años o de una década nos obliga a alejarnos [podcast].
Estoy seguro que los que son padres lo han experimentado. Estoy seguro que al tener un hijo claro que te preocupa que puedes proveer, pero a nivel personal apuesto a que te importa menos donde estarás tú en 1 año, y te preocupa más donde estarás dentro de 20.
Son elecciones que hacemos cada día.
Elegimos pisar el acelerador para llegar rápido o tomarlo con calma para disfrutar del paisaje.
Por muy tentador que sea pensar que la velocidad es un elemento importante del éxito en la vida, no puedes moverte en el tiempo más rápido. Solo puedes moverte más rápido dentro del tiempo.
Recordemos que sí, el bambú es la planta que crece más rápido… pero no dura nada. No hay bambús de 100 años. En cambio el roble es un árbol que crece lento a más no poder y aún así llegan a vivir cientos de años.
Te gusta ver el bambú crecer porque vemos progreso de un día para otro, pero no te quedas embobado por la magnitud del bambú. Es la masa del roble que te hace querer abrazar el put0 tronco. A mirarlo y sentir el momento. Decir… «lo que habrá visto este árbol de 300 años…». Es la masa lo que subconscientemente apreciamos. Es un recordatorio constante de décadas o siglos de progreso en un objetivo simple.
¿Te gusta el podcast?
Entonces te encantarán los episodios premium y la comunidad.
Sobre este podcaster ninja
